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Mostrando entradas de abril, 2010

Revelación frente a un espejo

Es acaso creación mía ese yo indecoroso y poco convincente, ese reflejo. Cuando paso por las visiones largamente extenuadas de la ciudad y vislumbro la media luz de las siluetas corredizas de las sombras de nubes que huyen por las aceras me es imposible desligar a sus oscuras copias, sus diáfanas ausencias de su propio cuerpo. Aunque quizás las nubes no posean un cuerpo yo si, y el reflejo en el espejo es la clara muestra de la obra creadora mia. Sea yo hijo de Dios o de la nada, terminaré por crear la ilusión de otros espacios, espacios compartidos en infinita transposición. No cabe más que echar un vistazo y darse cuenta de ello: soy el reflejo contrario de un espejo. Los dos universos que comparten un mismo cuerpo en esta mirada no mienten cuando veo que el otro imita, con detalle exacto, mis señas o mis gestos, o mis risas o mis llantos. Habrá que preguntarse si soy infinito como mi reflejo. Y dudaré, al contrario que Berkeley, que si cierro los ojos frente a mi espej...
Fue quizas en un sueño cuando me comprendi perdido. Mire las piezas de ajedrez con el deleite de quien mira en la muerte una paradojica esperanza, y me acerque. El fiel caballo blanco combatía con una torre oscura, y al mover mi pieza, el jinete aparecio ante mi como una forma ininteligible. Vi mi cuarto y su dulce y claro desorden como el tablero de ajedrez despues de una larga batalla por buscar ventajas y oportunidades. Heme aquí, que estoy sin estar realmente. Esta presencia se resuelve en mi consciencia como la posibilidad de un futuro aun no determinado ni por lógica ni por suerte. Heme aquí, ante este silencio majestuoso de la totalidad del incomprensible presente, que muere a manos de mi reloj y de mi voluntad. Y sin embargo, ¿porque me siento tan unido a este concilio de sangre y belleza? ¿En dónde termino yo? Entonces tú me respondiste sin siquiera mover los labios, mujer irreparable y bella: "no termina en vulgar espacio, sino en el instante en que le nombras". ...

La virtud oculta

"Mi cuerpo y yo, entrelazados por una tristeza misma hemos salido a la calle era de noche, llovía" Francisco Alvarez Hidalgo Así llegaste a mi, como lumbre como un remanso de corolas, y ante las nubes, basto tu sola presencia para mi derrumbe. Y ante el venidero imaginario que he tejido cada noche apareces en un coche o en un suspiro temerario. A ti, Belleza, te hablo sola, no a lo que parece ni a la esencia, que dulce tregua es la apariencia cuando veo tu reflejo en las farolas. Fue otro parque y y fue de algo que en mi guitarra suena y quema el claro aliento de ese poema que me obsequio Alvarez Hidalgo. Alejandrovski Velchaninov