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Espejo y espejismo...

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La poesía de la realidad

Desperté hoy con la matutina vociferación falaz de algunas aves. Escuché que me decían alguna poesía de Borges, y cuando mire al cielo azul, me sentí reconfortado. Es la poesía, si pudieramos creerle a Dawkins, que la naturaleza nos ha regalado, y ni por medible ni por cientificamente comprobable lo es ni dejará de serlo. Harto estoy de los discursos contradictorios, de los falanges oponibles como simbolo del ateísmo y de los creacionistas impertinentes. He aquí la poesía que un profesor de medicina nos ha regalado a dos amigos y a mi: Los árboles hacen fotosíntesis, por medio de las hojas que convierten los rayos solares en energía, que se transforma en energía química. Esto ocurre gracias a los cloroplastos, estructuras orgánicas que se encargan de dar el verde a las hojas de los árboles. Gracias a un complejo proceso de conversión química, los árboles absorben el dioxido de carbono y liberan oxígeno. El sistema respiratorio es una estructura anatómica de un sistema orgánico

De paso

En este instante, mientras llueve, veo en cada gota una similitud. Me veo a mi mismo, representado en cada gota, cayendo inexorablemente, hacia un destino seco cuyo fin falaz será regresar al sitio de donde vino. Es por eso, quizás, que entiendo cuando Ilya Prigogine, o algún otro filósofo-físico matemático dice que el tiempo es circular. Es esta caída irremediable hacia un futuro inevitable, que no consta de otra cosa que una vil materia siendo manipulada por leyes. Pero algo hace un sonoro crujido en mi mente cuando pienso en lo absurdo de esta proposición. Andando un poco más allá de Freud y el insípido camino determinista, pareciera que esta mente detrás de mis actos, esta entidad a la que llamo consciencia, se encontrase lejos de ser no más que ese purificado polvo al que Hamlet hacia dolorosa alusión. Creo que fue Kristof Coch el que demostró que el acto de la consciencia no consistía en otra cosa que en unas cuantas vulgares celulares nerviosas localizadas en el lóbulo fro

La lengua de las mariposas

Pues, en secreto, ese infierno del más allá no existe. El odio, la crueldad: eso es el infierno. A veces el infierno somos nosotros mismos. Don Gregorio, La lengua de las mariposas. Heme aquí, partido en mil pedazos. Se de antemano que no entenderá mis palabras quien no pretenda la libertad como un principio inquebrantable en la constitución humana, sino como algo que nos fuera dado externamente. Pero en este instante sufro por la voz reprimida de aquellos que tenían en boca algo más que el egoísmo descarado y por quien resuena en su discurso vital y diario la anhelada conquista de si mismos ante el Gran Otro. No somos maquinas, ni son maquinas aquellos que no luchen por serlo, pues para ser, es necesario primero desear ser. Aquél que impone una verdad no es otra cosa que un pintor de segunda que pretende que sus cuadros sean espectadores de su propia obra. En la enconada palabra retumba, a pesar de todo, la voz del gorrión que lucha por dejar la jaula de la imposición. Y es porque

Quizás...

Tal vez Luis Eduardo Aute Qué hacer cuando ser uno mismo es cine de terror, qué hacer cuando el deseo es policía del amor, qué hacer cuando es un éxito matar al perdedor, qué hacer cuando la máscara le sobra al impostor Tal vez huir, huir a la vida tal vez vivir, vivir en la huida tal vez. Qué hacer cuando mirar no es ver aquello que se ve, qué hacer cuando el futuro es un espejo en la pared. qué hacer cuando el mercado de almas es dogma de fe, qué hacer cuando ser libre es preguntarse: ¿para qué? Tal vez huir, huir a la vida tal vez vivir, vivir en la huida tal vez. Qué hacer cuando los héroes persiguen un balón, qué hacer cuando es anónima la carne de cañón, qué hacer cuando los monstruos se han cargado de razón, qué hacer cuando el latido ya dispara al corazón Tal vez huir, huir a la vida tal vez vivir, vivir en la huida tal vez.

Sueños...

Soñe esa muralla que dilata nuestra muerte. Caminando frente a un largo pabellon de fusilamiento, ante mi se tendió aquella blanca y enorme pared que me protegia de Dios y su divina presencia. Caminando alrededor de la muralla vislumbre a dos angeles que, vestidos de soldados, me señalaron el punto donde una mujer hermosa me esperaria. Camine por las calles y ante ese sentimiento de perfecto final no tuve otra opción que sentirme infeliz. Luego vi a la mujer mas bella que hubiera visto en sueños, y su cara de angel y vestido tan blanco me revelaron su identidad; augurio de muerte, y suerte de principio. Supe que era la hermosa muerte y la ininterrumpida vida; cuando la bese, senti que me elevaba entre los cielos. Desperté pereciendo aun, sintiendo sus labios humedos y suaves. Si las cosas son eternas cuando hemos muerto, si no existe ni el principio ni el final, ¿como pude haberla besado? Entendi al despertar que sus labios fueron la suerte de un principio sin final. ¿O el Ser eterno

Recuerdo y no-lo-olvido

Dos cosas que nunca se deben olvidar: el caos es lenguaje de Dios y las palabras son el lenguaje de lo incompleto. Aqui estoy, intentando ordenar mis ideas, y sin embargo no encuentro en ellas más consuelo que el de aquel que busca en la oscuridad de algún campo nocturno por algún rastro de luz de algúna bienhechora residente. No me interesa ser budista, ¿sabes?, no encuentro remedio en el olvido del diario "aquí-estas". Busco en la filosofía algún remedio para este mal de querer expresar para todos lo individual y personal de mi continuo devenir, y recuerdo a Borges diciendo que el lenguaje requiere una experiencia compartida. Nunca! Hablen poetas por doquier y llenen mi cuarto de la melancólica libertad de ser uno sin poder ser todo lo que se ha sido ni se será. Y encuentro en las palabras aliento, a pesar de todo. Tres cosas que sería bueno recordar en estos momentos: que la música existe, que el amor es más que un químico en el cerebro, y que el hombre es mas que una esta