Desperté hoy con la matutina vociferación falaz de algunas aves. Escuché que me decían alguna poesía de Borges, y cuando mire al cielo azul, me sentí reconfortado. Es la poesía, si pudieramos creerle a Dawkins, que la naturaleza nos ha regalado, y ni por medible ni por cientificamente comprobable lo es ni dejará de serlo. Harto estoy de los discursos contradictorios, de los falanges oponibles como simbolo del ateísmo y de los creacionistas impertinentes. He aquí la poesía que un profesor de medicina nos ha regalado a dos amigos y a mi:
Los árboles hacen fotosíntesis, por medio de las hojas que convierten los rayos solares en energía, que se transforma en energía química. Esto ocurre gracias a los cloroplastos, estructuras orgánicas que se encargan de dar el verde a las hojas de los árboles. Gracias a un complejo proceso de conversión química, los árboles absorben el dioxido de carbono y liberan oxígeno.
El sistema respiratorio es una estructura anatómica de un sistema orgánico, humano o animal, en donde existe un constante proceso de liberación de dioxido de carbono y captación de oxígeno. El sistema circulatorio, bombeado por el corazón, lleva sangre a cada celula del cuerpo, dando nutrientes a estas y recogiendo sus deshechos, los cuales son llevados nuevamente al corazón y de aquí a los pulmones, donde hay un intercambio, igualmente constante, entre el dioxido de carbono y el oxígeno.
De modo que, sin darnos cuenta, estamos en una simbiosis perfecta, árboles y organismos animales.
Poesía!
Alejandrovski
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