Soñe esa muralla que dilata nuestra muerte. Caminando frente a un largo pabellon de fusilamiento, ante mi se tendió aquella blanca y enorme pared que me protegia de Dios y su divina presencia. Caminando alrededor de la muralla vislumbre a dos angeles que, vestidos de soldados, me señalaron el punto donde una mujer hermosa me esperaria. Camine por las calles y ante ese sentimiento de perfecto final no tuve otra opción que sentirme infeliz. Luego vi a la mujer mas bella que hubiera visto en sueños, y su cara de angel y vestido tan blanco me revelaron su identidad; augurio de muerte, y suerte de principio. Supe que era la hermosa muerte y la ininterrumpida vida; cuando la bese, senti que me elevaba entre los cielos. Desperté pereciendo aun, sintiendo sus labios humedos y suaves. Si las cosas son eternas cuando hemos muerto, si no existe ni el principio ni el final, ¿como pude haberla besado? Entendi al despertar que sus labios fueron la suerte de un principio sin final. ¿O el Ser eterno acaso tendra un principio?
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Soñe que, en mi mesa de noche, encontraba una carta cuyo contenido me espetaba, con cierto sarcasmo: Mientes de verdad.
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Soñe que mi guitarra americana cobraba vida. Ella me hablaba de soledades y yo la escuchaba muy triste. La invitaba a beber vodka conmigo, y ella se negaba con cortesia; la comprendia, habia sido una noche larga; al final yo tampoco bebia, a pesar de haber llenado mi vaso de cristal. Luego mi perro llegaba y la orinaba. Desperte asustado, mirando hacia el rincon de mi habitacion, donde la guitarra americana se encontraba, intacta y seca, pero con la botella vacia de vodka que la noche anterior bebi a diez centimetros de distancia.
Alejandrovski Velchaninov
09/07/2007
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